¡¡Desemburbújate y escribe!!!

Hace un par de semanas atrás, tuve la bendición de dar una pequeña plática a un grupo de adultos que se van a confirmar, y preparando mi presentación de la que tomé el ejemplo de varias anécdotas de la vida de santos, me encontré con uno, que me llamó la atención, lo admito, porque lleva mi apellido, y hasta la fecha me había topado con esta curiosa situación... pues ese fue el gancho para poder conocer un poco más de la vida de Manuel Lozano, más conocido por sus amigos como "Lolo".  El fue escritor y periodista, murió en 1971. Además fue beatificado en junio de este año.  Hay varios aspectos muy interesantes de su vida, de los que yo destaco, que a pesar de sus dificultades evidentes (vivió 32 años en silla de ruedas y los últimos nueve años de su vida, ciego), buscó siempre desemburbujar su talento, poniéndolo al servicio de la misión.  Es así, que el Papa Benedicto XVI, lo sitúa como  un ejemplo de quién buscó el bien reflejando en su pluma, la grandeza de su alma, poniendo sus dones al servicio de la verdad y las causas nobles.  Y esto yo lo puedo corroborar muy conmovida, en una anécdota de su vida, de la que se cuenta que, en una ocasión en que un sacerdote fue a celebrar la Santa Misa en su casa, antes de que empezara, Lolo le pidió a su hermana que fuera corriendo al dormitorio a buscar su máquina de escribir y que la colocara debajo de la mesa que serviría de altar para la Eucaristía.  Asombrada la mujer lo cuestionó, a lo que él refirió que anhelaba que la Cruz del Señor se clavara en las teclas de la máquina para que sus escritos sólo pudieran transmitir fielmente su mensaje de amor.  Hermoso, no? Pues a mí me hizo pensar en cuánto purificamos nuestras intenciones, para que de nuestro interior sólo salga aquello que pueda ayudar a la edificación de los demás... pienso también en cómo, nuestras fragilidades o diversas dificultades no deben ser impedimento para desplegarnos con alegría, plasmar nuestras capacidades y esforzarnos en dar al máximo de nosotros mismos, siempre buscando en ello el bien más alto y anhelado, la santidad. 

En relación a esto y ya para terminar esta nota, escribía hace unos días en el borde de mi mesa de trabajo, una pequeña frase que leí que dice así: "Lo que hago ahora, quiero hacerlo de corazón para servirte a Ti, Señor", y realmente ha sido de mucha ayuda para recordar que cada acto de mi vida por más chiquito que sea, en el que escribo, diseño, hago un informe, o preparo una clase debe ser para causarle alegrías a Dios y para, en la sencillez de esas obras, realizarme.

Los invito a desemburbujar sus talentos, si eres bueno para escuchar, escucha... si eres bueno para aconsejar, aconseja... si eres bueno para pintar, pinta... si eres bueno para escribir, como Lolo, pídele a Dios que inspire todas tus obras y sigue escribiendo y a través de tus escritos, ayudar a construir un mundo mejor.