martes, 26 de octubre de 2010

Desemburbujando mi amor...

A través del tiempo y de las  diversas experiencias  de la vida, Dios ha permitido que vaya entrando poco a poco en mi corazón, descubriendo cuánto amor se alberga ahí.  Puedo decir con certeza, que son los momentos más críticos, los tiempos más difíciles, las circunstancias que más han puesto a prueba mi paciencia, mi fortaleza y mi alegría, los que me han hecho crecer en el amor verdadero, amor que ahora percibo con convicción que es comprensión, que es ternura, que es calidez, que se convierte en anhelo de servir, cuidar y acompañar al otro.  Pero en este camino, no he estado sola... Dios se encargó de darme una compañía fiel, amorosa, silente, protectora, dulce... quién me ha ido educando en virtudes, en cómo mirar con compasión, acariciar con suavidad, escuchar con reverencia, sonreír aún en medio del dolor... quién me ha mostrado el camino de la pureza, de la sencillez, de la humildad, de la fidelidad... derroche de generosidad, dispuesta a acogerte a ti también, que también eres su hijo... nuestra Madre del Cielo, nos invita a descansar en su regazo, pues muere porque veamos en Ella el verdadero refugio, un remanso en quien podamos depositar nuestros miedos e inquietudes... En este peregrinar en el que quizás en muchas ocasiones la soledad ha buscado invadir mi corazón, es su presencia la que me ha hecho experimentar que no estoy sola, que hay alguien que con ternura maternal vela en todo momento por mí.  Yo quisiera en este momento tener todas las palabras que con transparencia salgan de mi interior, para expresarte a través de estas líneas cuán agradecida estoy con Ella.  Es abnegación, fortaleza, confianza... acudamos a Ella siempre, nunca nos abandonará.  Y no sólo eso... muere por abrazarnos y por consolarnos.  No la dejemos con los brazos abiertos y dejemos que nos cubra de besos como sólo la mejor de las madres lo puede hacer.  Que Dios y nuestra Madre desemburbujen tu amor!

No hay comentarios: